¿Por qué si somos seres sociales por naturaleza nos convertimos en seres egoístas por competencia?



Últimamente me encuentro en una nueva etapa de mi vida, donde encontré la razón por la que ayudar a otros me hacía tan feliz, mucho más que ser exitosa profesionalmente.

Esta nueva etapa la he llamado saneamiento interior. Aislando tanta contaminación superficial, de lo que nos rodea constantemente, entendiendo que la vida no está comprada y que trabajar como una loca por los demás no me hace más feliz. 

Entre más éxito profesional tengo y más dinero gano, más gasto; y entre más trabajo, más tengo bajo mi responsabilidad y más alejada estoy de ese ser invaluable. Nuestro ser social, que somos por naturaleza .

¿Qué locura no? Algunos dirán que es pura palabrería, pero ojalá que aunque sea uno de los lectores se regale un minuto de su vida, y algo de lo que escribo aquí lo ponga a pensar o reflexionar.

¿Cómo fue que encontré una respuesta más coherente para esa pregunta que me he hecho durante años? 

Descubrí dos tesoros fílmicos, documentales con los que entendí por qué cuando me involucraba como voluntaria en las Jornadas de Corazón Colombia; o recolectaba tapas para los niños de Sanar Cáncer, y hacía que una Universidad y una copropiedad entera lo hiciera, me sentía más feliz que cuando algún cliente compraba la estrategia de Social Media que había diseñado, en el lugar donde trabajaba.
¡Es sorprendente! Cuando digo vivir en comunidad, no hablo de un Manual de Convivencia que nos reglamente la no agresión y/o respeto de los espacios de cada ser individual, sino vivir bajo una democracia, cooperando con los demás, compartiendo y repartiendo funciones.  

Esa es nuestra naturaleza (Te has preguntado ¿cómo vivían las tribus ancestrales y te has puesto a atender su sabiduría y conexión con la madre tierra?) y de la cual nos desconectamos completamente por estar pensando en ser el mejor de la clase, de la universidad, del trabajo o el que mejor maneja, el mejor atleta y el que debe TENER más, etc...

"I am" y "Happy" son esos tesoros de los que hablo. Donde vemos que la alegría que produce volver a ser ese verdadero ser social, hace que se produzca la misma encima que cuando hacemos actividad física: la que se traduce en nuestro cuerpo como Felicidad.

Fue el tiempo el que me regaló el valor para decir "NO MÁS trabajo 24/24 para un tercero", ese espacio que alguna vez tuve y no aproveché para escuchar a mi ser interior por el afán de conseguir otro trabajo, es el que me despegó aún más mis dudas: ¿Por qué trabajar con niños y no adultos? 

Te voy a contar la respuesta, porque confío en que el mundo si puede cambiar y que es a través de esos niños agradecidos por la vida, que han fueron y siempre serán fuentes de cambio para sus padres y las personas que llegan a sus vidas. 

Esas almas diminutas que tuvieron que vivir uno o varios puntos de giro, junto a sus padres, niños recuperados o no, de alguna cardiopatía o enfermedad terminal.  

Los niños son el centro, el núcleo de la sociedad y desde allí es que podemos ir viralizando un mensaje de NO MÁS egoísmo y competencia y uno con mayor fuerza de transformación de sociedad, SÍ MÁS unión y cooperación

El mismo que podemos observar en esas grandes familias, sin lazos de consanguinidad, que se unen en Dinamarca o llegar a tener productos internos brutos como los de Bután: la felicidad.