¿La salida? confianza y la brújula corazón.

Hace algunos años, cuando inicie mi vida de adulto, me perdí en un laberinto llamado sobrevivencia.

No encuentro el momento exacto donde dejé de vivir y puse mi mejor máscara... Una sonrisa continúa, con el objetivo de ocultar mi nostalgia.

Hice a un lado la escritura y la pintura, quedando sin canales para exprimir sentimientos y sanar el alma.

Hace cuatro años, me reconecté y recuperé mis profundos pensamientos. Entré. una vez más, en ese proceso de reconocimiento.

Vuelve el fuego a mi corazón. Me reencuentro con mi niña interior y entiendo que solo aceptándome, con un pulmón y medio, comienza la vida después de cruzar la salida.

El amor es vida y el propio es fundamental para evitar solo desplazarnos por los corredores del laberinto.